Una conjetura audaz

Leo recientemente un artículo recomendado por mi querido amigo Jacobo. En el se dice…

«Tengo para mí la intuición de que el cuidado emerge como una conjetura audaz en estos momentos de nuestra historia como especie humana. Tanto dolor, tanto desgarro y tanta violencia ya no tienen cabida en esta tierra. Una de las traducciones educativas en este tiempo de agitación y agresión es la contemplación de que el cuidado nace del vínculo de  lo vivo con todo lo vivo. Por eso el cuidado es esencialmente noviolento, porque trata de preservar los vínculos y de luchar por la vida. El cuidado es contemplación y lucha; presencia y anticipación. Y, por ello, el cuidado ama la paz y cree en ella.  No nos extraña, pues, que tanto el cuidado como la paz choquen de frente con el presupuesto cultural que en pocas semanas se ha agigantado entre nosotros: si quieres la paz, prepara la guerra.

Si somos capaces de mirar más allá de lo inmediato podremos atisbar que el cuidado aparece no solo como fuente interior sino como conjetura audaz que ha de presidir el desarrollo de la humanidad en adelante. Este desafío de civilización llama a las puertas de nuestras organizaciones y zarandea nuestra vocación docente. Lejos de un pacifismo descomprometido, el cuidado es un arma pacífica cargada de futuro, como la poesía de Celaya, la valentía de Etty Hillesum o la audacia pastoral del papa Francisco. Como educadores hemos de dar contenido a esa conjetura en miniatura para que se convierta en práctica personal y colectiva. Hasta que el cuidado se haga costumbre.»

Luis Aranguren

García Campayo lo llama «compasión» en su «Nuevo Manual Práctico» sobre Mindfulness, en una forma de cuidado indulgente y sin juicio hacia uno mismo y el resto.

Xavier Marcet, en su libro «Crecer haciendo Crecer» lo lleva al mundo de la empresa con la archiconocida «empatía», sujeta a resultados y bañada por el servicio al equipo y la empresa, como fórmula de management.

Advierto detrás de estas corrientes humanistas ciertos aspectos ligados a las partes interesadas y el análisis del riesgo central en la gestión; aspectos circulares y responsables ligados a la sostenibilidad en los recursos, entorno y sociedad; aspectos que buscan el bien común de Felberg en su defensa de las economías que protegen valores.

«Como educadores hemos de dar contenido a esa conjetura en miniatura para que se convierta en práctica personal y colectiva. Hasta que el cuidado se haga costumbre.»

No te rindas

Se atribuye a Mario Benedetti, pero no aparece en ninguno de sus libros. Quizá como se publica en internet es de un autor nada conocido llamado Guillermo Mayer y de origen argentino (Puerto Madryn, Patagonia). En cualquier caso, gracias por su fuerza y belleza.